Hay muchas cosas del mundo, de la sociedad que me ha tocado vivir, que me dan asco y me producen fatiga. No quiero parecer más pesimista de la cuenta con este texto, pero la necesidad de estallar me invade, como a muchos, y no tenemos vía de escape.
Sólo me voy a centrar en un mínimo aspecto de la sociedad: política y políticos.
¿De verdad no os repugna? No sé como tienen la poca vergüenza de hablarnos de ese modo. De dirigirse a las personas que le dan de comer, literalmente, con su trabajo de cada día, y tratarlos como marionetas, como tontos, como incultos. El sistema está erigido de tal manera que el pueblo, nominado como el que ostenta el poder, no maneje ni lo más ínfimo de sus vidas sino la parte más trivial. Y nuestros “representantes” en los llamados poderes públicos se ríen de nosotros constantemente.
Entramos en época de campaña, precampaña electoral, o como queráis llamarlo, pero para muchos entramos en un periodo de clases avanzadas de arte dramático. Tanto unos como otros lanzan mensajes absurdos, que hacen que las ovejas de su rebaño balen al unísono. Mensajes que no transmiten nada, que no proponen nada nuevo, que sólo constatan lo que hay y lo mal que van las cosas (por culpa de muchos de los que lanzan los mensajes entre otros) Todavía estoy esperando escuchar una propuesta firme, real, que verdaderamente se pueda llevar a cabo, sin utopías. Pero esas propuestas no las vais a escuchar de boca de vuestros líderes (cuasi espirituales para algunos, no hay más que ver la convención azul malagueña) Esas alternativas se escuchan en la calle, en una minoría que entiende o intenta entender qué es lo que realmente pasa. Obviamente, por más que alguno intente subirse al carro, ninguno va a hacerse el harakiri.
Pero volviendo al tema de los políticos en si… ¿Dónde quedaron los grandes oradores? Esa política antigua que al menos conseguía transmitirte confianza, que captaba votos, que movilizaba a las masas, que te ponía los pelos de punta cuando defendían un tema delicado. Esa política ha muerto, descanse en paz.
Lo que tenemos hoy por hoy son muñecos de trapo que no saben ni hablar, que le dan un texto y sólo tiene que leer, y si acaso, en el mejor de los casos, lo leen bien. Me repugna ver un telediario y admirar a estos señores y señoras que no son capaces de mantener el tipo en una entrevista dura que toca los temas delicados. Sólo saben irse por las ramas, echar las culpas a otros, a los de antes, o a los de hace más tiempo aún, y así se llevan 5 minutos divagando y repitiendo lo mismo una y otra vez hasta que la respuesta que se buscaba se olvida en la cabeza del espectador.
“¿Pero qué va a hacer usted con la deuda de los farmacéuticos? ¿En qué plazo se solucionará el problema? Pues eso no es cosa mía, la deuda la dejó el gobierno anterior, hay muchas facturas en los cajones. Algo se hará, en el momento oportuno. No puedo prometer nada a corto plazo por culpa de las facturas de la legislatura anterior, pero todo se solucionará a su debido tiempo, si no aparecen más débitos antiguos”
¿Ha dicho usted algo señor político? A mí me parece que no. ¡Y como eso: todo!
Da asco y fatiga que los que te “representan” pequen tan enormemente de ineptitud, vagancia, y sobre todo, de una mentira y un engaño descarado que ni ellos mismos parecen creerse. Mientras cobran dos, tres e incluso cuatro sueldos que con la mitad de uno de ellos alimentarían a muchas familias, y lo triste, es que ya no hay que decir “con eso comen muchos niños en el tercer mundo”, que sigue siendo real, lo triste es que ahora también hay que decirlo de los niños de aquí, que por culpa del sistema, se están quedando sin hogar, sin recursos y sin medios.
Señores políticos, me dais asco y fatiga, ustedes, y vuestra manera de hacer política.
Y de regalo:
Mucho asco y mucha fatiga pero, personalmente, más que de ellos me da de nosotros mismos que se lo permitimos. De esas malagueñas que le gritan guapo a Rajoy, de esos afiliados dogmáticos, de esa gente que frente a las políticas neoliberales del PSOE y sus recortes corren a castigarlos votando PP.
ResponderEliminarSería gracioso si no fuese porque con ellos, caemos todos.
Tienes toda la razón... rebaño, marionetas... lo que sea, pero está claro que la gente no termina de darse cuenta de lo que pasa.... Y los que se dan cuenta poco pueden hacer po intentar cambair las cosas si después se les tacha de violentos, antidemocráticos y demás cosas que ya sabes... en fin...
ResponderEliminarla gente somos lso responsables porque, en teoría, se supone, somos los que decidimos nuestro porvenir. pero eso sería justo decirlo si los políticos se comportasen como debieran y cumpliesen con su verdadera función: representar y servir al pueblo. sin embargo, cada vez más somos continuamente invadidos por mensajes, tanto explícitos como subliminales, por parte de los medios y de las empresas. su nivel de control hacia el pueblo ha llegado a tal escala que sin darnos cuenta nos llevan a su terreno y terminamos sucumbiendo a sus cantos de sirena. una vez que nos tienen ahí, comiendo de su mano, nuestras decisiones ya no son puras y personales, están viciadas. por eso, que cada cuatro años echemos un papelito en una caja de cristal no puede ser sinónimo de democracia. al fin y al cabo no somos nosotros los que elegimos verdaderamente.
ResponderEliminarMami, como le acabo de decir a Julia, la culpa la tiene el dinero. Nosotros, pobres, somos un inepto rebaño de ovejas que vaga guiado por un mundo injusto. Cierto es que nos estamos dejando guiar. Yo, personalmente, confío poco en el ser humano de a pie que no va a dejar de vivir su tranquila vida sin extraños planteamientos ni fatigosas sospechas. La desisia podrá con nosotros hasta que nos veamos con el agua en el cuello, mas aún si cabe.
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