domingo, 9 de octubre de 2011

Del asco y la fatiga


Hay muchas cosas del mundo, de la sociedad que me ha tocado vivir, que me dan asco y me producen fatiga. No quiero parecer más pesimista de la cuenta con este texto, pero la necesidad de estallar me invade, como a muchos, y no tenemos vía de escape. 

Sólo me voy a centrar en un mínimo aspecto de la sociedad: política y políticos. 

¿De verdad no os repugna? No sé como tienen la poca vergüenza de hablarnos de ese modo. De dirigirse a las personas que le dan de comer, literalmente, con su trabajo de cada día, y tratarlos como marionetas, como tontos, como incultos. El sistema está erigido de tal manera que el pueblo, nominado como el que ostenta el poder, no maneje ni lo más ínfimo de sus vidas sino la parte más trivial. Y nuestros “representantes” en los llamados poderes públicos se ríen de nosotros constantemente. 

Entramos en época de campaña, precampaña electoral, o como queráis llamarlo, pero para muchos entramos en un periodo de clases avanzadas de arte dramático. Tanto unos como otros lanzan mensajes absurdos, que hacen que las ovejas de su rebaño balen  al unísono. Mensajes que no transmiten nada, que no proponen nada nuevo, que sólo constatan lo que hay y lo mal que van las cosas (por culpa de muchos de los que lanzan los mensajes entre otros)  Todavía estoy esperando escuchar una propuesta firme, real, que verdaderamente se pueda llevar a cabo, sin utopías. Pero esas propuestas no las vais a escuchar de boca de vuestros líderes (cuasi espirituales para algunos, no hay más que ver la convención azul  malagueña) Esas alternativas se escuchan en la calle, en una minoría que entiende o intenta entender qué es lo que realmente pasa. Obviamente, por más que alguno intente subirse al carro, ninguno va a hacerse el harakiri.

Pero volviendo al tema de los políticos en si… ¿Dónde quedaron los grandes oradores? Esa política antigua que al menos conseguía transmitirte confianza, que captaba votos, que movilizaba a las masas, que te ponía los pelos de punta cuando defendían un tema delicado. Esa política ha muerto, descanse en paz. 

Lo que tenemos hoy por hoy son muñecos de trapo que no saben ni hablar, que le dan un texto y sólo tiene que leer, y si acaso, en el mejor de los casos, lo leen bien. Me repugna ver un telediario y admirar a estos señores y señoras que no son capaces de mantener el tipo en una entrevista dura que toca los temas delicados. Sólo saben irse por las ramas, echar las culpas a otros, a los de antes, o a los de hace más tiempo aún, y así se llevan 5 minutos divagando y repitiendo lo mismo una y otra vez hasta que la respuesta que se buscaba se olvida en la cabeza del espectador. 

“¿Pero qué va a hacer usted con la deuda de los farmacéuticos? ¿En qué plazo se solucionará el problema? Pues eso no es cosa mía, la deuda la dejó el gobierno anterior, hay muchas facturas en los cajones. Algo se hará, en el momento oportuno. No puedo prometer nada a corto plazo por culpa de las facturas de la legislatura anterior, pero todo se solucionará a su debido tiempo, si no aparecen más débitos antiguos”
¿Ha dicho usted algo señor político? A mí me parece que no. ¡Y como eso: todo!

Da asco y fatiga que los que te “representan” pequen tan enormemente de ineptitud, vagancia, y sobre todo, de una mentira y un engaño descarado que ni ellos mismos parecen creerse. Mientras cobran dos, tres e incluso cuatro sueldos que con la mitad de uno de ellos alimentarían a muchas familias, y lo triste, es que ya no hay que decir “con eso comen muchos niños en el tercer mundo”, que sigue siendo real, lo triste es que ahora también hay que decirlo de los niños de aquí, que por culpa del sistema, se están quedando sin hogar, sin recursos y sin medios. 

Señores políticos, me dais asco y fatiga, ustedes, y vuestra manera de hacer política. 

Y de regalo: